domingo, 16 de marzo de 2008

El último encuentro, de Sándor Márai

por Maester

"El último encuentro" es un libro con un planteamiento aparentemente simple: narra, en una sola voz, el encuentro de dos viejos amigos cuarenta y un años después de la última vez que estuvieron juntos. Desde que algo, que poco a poco vamos primero adivinando y progresivamente entendiendo, los separó.

Pero el final es algo secundario, lo importante es seguir el relato de un hombre que busca explicaciones a unos hechos que marcaron su vida desde entonces. Márai describe con maestría el escenario: ese viejo salón de un viejo castillo de caza al pié de los Cárpatos, reflejo de la decadencia de una época que se va perdiendo en el tiempo, como los mismos protagonistas. La historia que avanza mientras la noche cae. Un retrato de una época, de dos maneras de vivir y de ser, unidas por la amistad. Un retrato de dos hombres que han vivido para llegar a este momento. Para saber la verdad.

Un creador extrordinario de atmósferas, que te coloca allí como si estuvieses entre el público, viendo una escena de una obra de teatro. Descripciones precisas, tajantes y breves, pero minuciosas en lo esencial. Un monólogo lleno de melancolía y belleza sobre la amistad y la lealtad , pero también sobre muchas otras cosas del hecho de vivir.

Hay tantas reflexiones y tan bien escritas que querrías copiarlas todas. (La vida se vuelve casi interesante cuando ya has aprendido las mentiras de los demás, y empiezas a disfrutar observándolos, viendo que siempre dicen otra cosa de lo que piensan, de lo que quieren en verdad...") Para tener y releer. Un libro inolvidable. Una obra maestra.

sábado, 15 de marzo de 2008

Tunc y Nunquam, de Lawrence Durrell

por Norberto Zuretti

Es ahora…, o nunca.
Y el significado de los títulos está presente en todas las situaciones que plantea el texto. Decidir. Bien. Mal. Pero decidir. Ser. Vivir. Siempre, será ahora o nunca.


Lawrence Durrell, 1912-1990, nacido en India, vivió gran parte de su vida en Inglaterra, a pesar de no ser de su gusto este país, su vida laboral dependió de trabajos diplómaticos y agregado de prensa para los ingleses.
Su obra más famosa es la tetralogía El cuarteto de Alejandría. Se trata de cuatro novelas, Justine, Balthazar, Clea y Mountolive, escritas entre 1957 y 1960. Las cuatro cuentan los mismos sucesos, desde los distintos puntos de vista de los personajes de cada título, dándole a la historia un cierto cierre temporal en la cuarta. Sus temas principales son la condición humana, el amor, el sexo y, fundamentalmente, el entorno geográfico e histórico, al que presenta como otro personaje más, sumamente relevante.


Publicó por primera vez Tunc y Nunquam entre 1968 y 1970.
La historia se refiere a un inventor, Felix Charlock, y su conflictiva relación con una multinacional –Merlín- que lo contrata. Conflictiva porque entran en juego sus disquisiciones sobre el libre albedrío, de las que no es capaz de librarse en función de la relación que establece con esta super empresa poderosa y absorbente.
La tarea de Felix consiste en suponer que algo es posible, y entonces la empresa desarrolla la idea y lo convierte en realidad, se trate de lo que se trate. Todo se le complica al casarse con la hija del dueño, una mujer a la que no puede ni siquiera decidir qué regalarle, ya que todo lo tiene.
¿Cuál es el límite para el deseo?, pareciera preguntarse a través de las páginas y de los hechos. ¿Existe la libertad, algún tipo de libertad es posible?


Tunc.
Comienza esta novela en momentos que Felix logra fugarse de la empresa.
A través de una serie de flash back nos va contando la historia desde un principio, permitiéndonos la reconstrucción cronológica de las distintas piezas.
Felix está preparando una especie de computadora –Abel- que es capaz de razonar, va cargándola de datos, todo ello a escondidas de la empresa.
Hacia el final, la empresa lo encuentra y lo atrapa.
Durante toda esta novela Felix Charlock intenta encontrarse con Julian, uno de los dos mandamases de la multinacional, pero le resulta imposible, un juego kafkiano de situaciones se lo impiden, el encuentro se vuelve imposible y recién se concreta hacia el final.


Nunquam.
Parte luego de la charla que finalmente tienen Felix y Julian.
Julian está desesperado porque ha muerto Iolanthe, una actriz –antigua prostituta amiga de Felix- que Merlín ha catapultado al éxito internacional a través de las películas en que participa. Y ha comenzado a construir un clon de ella, y le pide a Felix que utilice a Abel para darle “vida”.
Otro desafío, y Felix lo acepta. ¿Cuál es el límite para los actos del hombre? ¿Existe alguno acaso? ¿Acaso no es elástica la moral y la ética, que se van reconstruyendo, adaptando y reformulando según los avances tecnológicos? ¿La “vida” que se le da al clon, si es totalmente idéntica a la propia vida que tenía, al punto que la copia en todo, no es también una vida propia, al margen de la manipulación humana?
Y como broche, está viviendo sus últimos momentos el segundo mandamás de Merlín, Jocas, y el sucesor puede ser el mismo Felix Charlock.


Leí prácticamente todas las novelas de Lawrence Durrell, pero me impactaron mucho los cuatro libros del Cuarteto, y Tunc y Nunquam. Esta es la tercera vez que leo estas dos últimas y, de hecho para mí, lo mejor de este autor.
Reconozco que se trata de un escritor difícil de abordar. El exceso de personajes, el despliegue inusual de situaciones que siempre tienen que ver con la situación principal, la profundidad casi exagerada en las descripciones del entorno que se transforma así en otro ser viviente, la necesidad imperiosa de relecturas para ubicarse ya que sus relatores no dicen desde dónde narran, tan sólo lo hacen y el lector debe descubrir su ubicación en el tiempo y en la historia. Sus sorprendentes planteos filosóficos, el carácter casi poético que le da a la prostitución en aquella época, los personajes que rondan imposibles pero igualmente se van construyendo su propia realidad, la historia del mundo de afuera que se va colando en la de la narración.
Me resulta un artesano Lawrence Durrell, porque me produce placer descubrir cómo va armando lo que cuenta, qué importancia le otorga a cada distinto elemento, hasta aquellos que parecen los más intrascendentes, qué reales y creíbles y odiados o queridos terminan siendo sus personajes. Todo esto me atrapa al punto que leo sintiéndome parte integrante de la historia que está narrando.